martes, 1 de diciembre de 2009

Inmigrantes africanos a la deriva hacia latinoamérica

BUENOS AIRES (Reuters) – Escondidos en barcos de carga y sin saber adónde los lleva el peligroso viaje, cada vez más inmigrantes africanos llegan a Latinoamérica mientras los países europeos endurecen los controles en sus fronteras.
Algunos se dirigen a México y Guatemala como un escalón para llegar a Estados Unidos, otros arriban a los puertos de Argentina y Brasil. La mayoría llega por azar a la región, donde encuentran gobiernos más acogedores que en Europa.

“Una noche fui al puerto. Pensaba que iba camino a Europa. Sólo después me di cuenta de que estaba en Argentina”, contó Ibrahim Abdoul Rahman, un ex niño soldado que escapó de la guerra civil de Sierra Leona a bordo de un barco de carga en un viaje de 35 días.

En Brasil, los africanos ahora son el mayor grupo de refugiados y representan el 65 por ciento de los que solicitan asilo en el país, según datos del brasileño Comité Nacional para los Refugiados (Conare).

Actualmente más de 3.000 inmigrantes africanos viven en Argentina, por encima de las pocas decenas que había ocho años atrás. La cantidad de personas que buscan asilo aumentó abruptamente, a cerca de 1.000 por año, y un tercio son africanos.

“Estamos viendo un aumento pronunciado en el número de africanos que llegan al país y buscan asilo”, dijo Carolina Podestá, de la agencia de refugiados de Naciones Unidas.

Los números aún son bajos en comparación con las decenas de miles de inmigrantes que van a Europa cada año, pero se espera que aumenten.

“Estamos ante una tendencia que se mantiene y está creciendo todavía (…) Es una búsqueda de nuevos destinos”, dijo Podestá y explicó que las políticas europeas son más estrictas desde el 11 de septiembre del 2001.

Para muchos, el viaje comienza eludiendo los controles portuarios en Africa y luego sobreviviendo sólo con agua y galletas por semanas.

“Hemos visto casos en los que llegan escondidos en el timón de un barco. Imagínese lo que es cruzar el Atlántico escondido en un espacio tan reducido, intentando esconderse de la tripulación”, dijo Fernando Manzanares, director de la oficina de Inmigración de Argentina.

VISAS Y CLASES

Millones de europeos arribaron a Sudamérica en el siglo XIX a bordo de barcos, escapando de persecuciones, pobreza y guerras, mientras que los africanos llegaron en barcos de esclavos.

En estos días, los africanos pueden llegar en barcos de carga o en aviones comerciales y después buscar asilo o extensiones de las visas de turista.

En Argentina, pueden obtener visas de trabajo temporarias poco tiempo después de llegar y renovarlas cada tres meses.

“Las políticas migratorias del país son muy favorables (…) Es un reflejo de la historia. Lo que pasó con inmigrantes europeos hace 100 años está ocurriendo ahora con los inmigrantes africanos”, dijo Manzanares.

Algunos africanos que llegaron ilegalmente lograron trabajar como músicos y unos pocos juegan fútbol profesional para clubes locales, pero la mayoría se gana la vida vendiendo joyas en las calles de Buenos Aires.

Abdoul Rahman conoció a su esposa argentina cuando le vendió un anillo hace cinco años. El envía dinero a su madre y sus siete hermanas en Africa y se mantiene cerca de su religión musulmana en una mezquita de Buenos Aires.

Allí Rahman se encuentra con decenas de africanos para rezar los viernes. Aunque algunos dicen que son víctimas del racismo en Argentina, coinciden en que es mucho menor que la xenofobia y las leyes contra la inmigración que enfrentan los africanos en Europa.

Durante la década de 1990, muchos angoleños escaparon de la guerra civil y se establecieron en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.

Ahora, un creciente número de inmigrantes de la República Democrática del Congo que huye de la violencia y la guerra civil en su país busca asilo en Brasil, el país con la mayor población negra fuera de Africa.

“El proceso de adaptación es muy positivo. Para los africanos tiende a ser más fácil por esta herencia cultural”, resaltó Carolina Montenegro, de la Conare.

Más y más inmigrantes de Somalia y Etiopía se dirigen a México y América Central en barcos de carga, para luego viajar a Estados Unidos.

El año pasado, más de 600 africanos pasaron por el centro migratorio de Tapachula, una ciudad cerca de la frontera sur de México, tres veces más que en el 2007.

Algunos inmigrantes hacen viajes épicos a través varios países para encontrar un nuevo hogar.

Mohamed Ahmed Hassen, de 31 años, un conductor de camiones somalí, vendió su propiedad para costear su traslado. Viajó a través de Kenia y Tanzania hasta Mozambique, donde pagó 1.500 dólares a un traficante para que lo llevara en barco a Sao Paulo.
“No sabíamos si era de día o de noche. No teníamos relojes para ver la fecha. Sólo sabíamos que habíamos estado ahí por mucho tiempo”, dijo.
De Brasil fue a Colombia y luego en bote a Panamá, después a Costa Rica, Nicaragua y finalmente a Guatemala, donde fue detenido y ahora está buscando asilo.

El inmigrante liberiano Emmanuel Danso, de 18 años, llegó a Argentina en julio en un barco de carga luego de que sus padres fueran asesinados durante la guerra civil. Ahora quiere estudiar y convertirse en técnico de laboratorio.
"De vuelta en casa, no tengo hogar, soy un huérfano, pero en este país hay una gran oportunidad para mí”, dijo Danso mientras entraba a su lección de español en una entidad católica de beneficencia.

Autor: Luis Andrés Henao.

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